domingo, 6 de diciembre de 2015

¡Ay, amor!

Aunque el latir latió a pedazos,
en mil partes su pálpito siguió. 
El amarte fue vehemencia
que insistente se hizo fácil;
se hace fácil si en mil partes
eres siempre una razón.
Y así,
el latir cogió sus partes y con
calma resiliente, se rearmó;
en cada trozo levantó aquel cariño
destrozado; despojado corazón
de plenitud y de fragor.

  ¡Ay, amor!

Por más dolor que la insistencia
del latir me cause, 
más dolor me causaría,
a tus labios renunciar.
El vivir podrá seguir, mas yo
sin ti no ya no podría,
es por eso que resisto
como el sueño a despertar.

¡Ay, amor!

Sé de mí, la luz que nada en
mis pupilas,
¡Sé de mí!, yo te lo pido, 
ese sol que siempre
brilla cuando en ellas
te has de reflejar.
No permitas ni un segundo
que el amor se haga neblina;
gas y viento inoportuno
que confunde mi mirar.

¡Ay, amor!

Yo no entiendo a los amantes 
que en lo mucho, entregan poco;
de miseria y de cobardes 
nace en carne el desamor.
¡Sé gallardo!, te lo pido,
no me huyas como antes,
que lo mucho entrego a pocos,
sólo a ti, mi corazón.

martes, 24 de noviembre de 2015

El Destino del Río

Cruel destino el del río;
ha de vivir cuando llora
la montaña.

Fue el sol quien llenó
 de calor su albedrío;
ahora el hielo es el agua
que en llanto lo baña.

Pero,
¿qué tan vil puede ser
el destino de un río,
cuando el hielo del monte
lo ha de bañar?

Surge en mí esa pregunta 
mientras miro a una
nube que pasa.
Me detengo y la sigo mirando,
se ve gris y propensa,
creo que ha de llorar,
más diviso
que en pena
no viste su llanto,
sino en ansia de un cielo
que quiere bajar.

Entonces,
así como el agua 
desciende del monte,
dejemos que el cielo se baje,
¿por qué no?,
y al suelo se atreva a pisar.
 
Un poco de llanto jamás
será suelo, ni tierra,
quizá sólo un río
que lleva lo triste
hacia el mar.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Cuando la ilusión se va

Presenciaré el ajeno andar 
de mis pies en el camino. 

Agitaré al desvelo; 
hoy la noche se hace en mí, 
la eternidad. 

Exhortaré a los párpados 
que en la luz se han perdido, 
¡Vistan de luna!, les digo; 
es el sol quien jamás volverá.

jueves, 17 de septiembre de 2015

El Primer Encuentro

 Todavía lo recuerdo, 
 vida mía,
aún porfía al olvido aquel momento,
como el dulce fuego que no amaina
en mis pupilas;
ardiente como ardía, ardiendo.

Ahí estabas,
aguardando en el subsuelo,
ahí, donde se agolpan en tumulto
la almas que descienden a vivir sin remedio.

Ahí estabas,
con tus cabellos fugitivos,
aburridos de tanto ser melena,
y con tu voz dormida en el umbral
de unos labios poderosos
que guardaban en su carne el porvenir
que me condena.

Ahí estabas, amor, ahí
con los ojitos perdidos,
diseminando el temor en un querer inocente
 y preguntando a la gente si el sentir
se ha prohibido.

¿Y yo, dónde estaba?
Hasta tu encuentro no existía,
pero te vi, vida mía, te vi,
¿qué duda había?
 y el sol parió el amanecer en mis mejillas.
Ahí estaba yo, culminando en tus brazos
mi eterna romería; ese andar sin
conocerte ni saber que en mi jardín
eras semilla,
pero te vi, vida mía, te vi y todo valía.
Me diste amor sin pretenderlo; un corazón,
¿no lo sabías?

Y hoy que todo es presente, mi vida,
¿dónde estamos?
Yo, 
viviendo en la memoria de aquel día...todavía,
¿y tú?,
tú, quizá muy lejano.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Como si

Como si la vida fuese en cada palabra que inspiras,
te escribo.

Como si la luz se hiciera cada vez que me miras,
amanezco.

Como si el amor existiese sólo en tus labios buscando los míos,
te beso.

Como si yo fuera sólo cuando tú eres,
somos.

jueves, 3 de septiembre de 2015

Condenado a sentir

 En mis cuerpos
celestes, que no son celestes,
sino pardos, casi cafés, alineados
en el cosmos infinito de
  una voluntad extranjera, 
cabalgan a destiempo
 de un galope tutelar
mis ilusiones.

Como
aferrándose al sentir
que desespera por mi
pecho que añora esperanzado
 el encuentro con el tuyo,
 por mi efebo vientre
 al que agitas con entrañable desvarío,
por mi voz callada de
 horizonte,
que no grita y siempre en vano
aguarda
al eco de tu canto que se
  esconde.

 Y las horas
como soga, tiran de mi cuello
que no ofrece resistencia,
¿Será el sol, atardecer y la luna mi
caída?

¡Ya lo sé!

Es el ver y es el oler.
Es la condena de un corazón 
destinado a latir,
de un alma que padece y resiente
de un vaivén;
ir y volver de tu querer reminiscente
que en un sinfín de sensaciones
me recuerda en los aromas
de un llover amargo
que la vida sin ti ha de seguir
y así el morir se entera de mi adiós,
pues ya no sigo, yo me largo.

Resumiendo,
hoy te vas,
 cielo mío, arrancándome el aire
y
dejándome un mar sin color ni reflejo,
mas no aflijas si ves que el plañir aún
se aloja en mis ojos;
es mi sentir y memoria en que habitas,
mi conforme festejo.

Ahora sé que el amor es eterno, 
vive siempre en quien nunca lo olvida
y yo, amor mío, aún te recuerdo. 

sábado, 22 de agosto de 2015

Ni perdido ni muerto

  El olvido seduce a mi sien que agoniza,
 y mi rostro desliza empapados recuerdos.
 Afuera el cielo que jacta de altares, pregunta: 
'¿se ha perdido tu amor o se ha muerto?'

En tus labios, sus besos no encuentro.
¿Invisible es tu carne a sus ojos de escarcha,
que no ve aquel desprecio en su voz de silencio?
¿¡Qué respondes, si en tu boca él no habla!?

  Replicando a esta duda que ahoga, yo digo:
fue su amor, de amor lo que el sol fue de luna
y mi amor de verdad lo que el astro, testigo.

Ya no pienso anidar mi querer en olvido;
 el viento me dijo: 'no cantes la vida a quien calla,
  pues no pierde ni muere un amor que no ha sido'.

lunes, 17 de agosto de 2015

Amor ineludible

En la ciudad que no deja ver, 
te haces gigante;
a donde vaya, ahí estás. 

Te fundes como el crepúsculo
 y el anochecer. 
Como el grito y tus labios cerrados
 que no lo dejan salir.
Como el amor que se hace iris en mis ojos 
cuando te han de ver.
Como tus tiernas manos estrechando las mías 
cada vez que te quiero sentir.
Como el terco sueño que no rinde ante el alba, 
el cual siempre ha de vencer.

Mis letras resignadas

Cuando el cobarde querer, huya
y la triste verdad del viento
azote tu rostro.
Cuando el quebranto gobierne tu boca,
y la luz olvide cubrirte los ojos;
quizá en mis letras hallarás consuelo.
Esas que en tinta devota,
el amor en ti escribieron,
y en mi voz, la cruel derrota.
Mas al fin, siempre al, te escogieron.

martes, 11 de agosto de 2015

Libertad Parida

Brotando en luz detrás de nubes
que un noble viento haga esfumar,
me haces de nuevo en carne libre
¡Oh vientre bello! Un dulce mar.

Conviertes llanto en viejas penas 
y al cruel quebranto, una ilusión.
Mi amor no duermes, lo desvelas,
se halla en tu voz mi redención.

Me has hecho sol, la vida entera
dándole indulto a mi prisión.
Hoy eres tú quien me libera.

domingo, 9 de agosto de 2015

Relato de un amor que busca a otro

Vierte en la noche
tus pasos. 
Camina conmigo
el oscuro sendero de cielos
nublados, 
de lunas ocultas, de amores
andados. 
Siente aquel frío
que nos deja la cobardía del sol
en su huida, 
que egoísta e indolente,
se lleva al día y
su luz con él. 

¡Acompáñame!
aunque no sepas siquiera
 quién soy. 
¡Búscame!
no tengas miedo a lo que
no eres capaz de ver; 
mi calor será tu guía
en este camino de ciegos. 

Mi voz,
recitará señales
en rimas y versos, 
las cuales digan si te acercas
o no. 
Mis ojos,
inundarán de ansia y emoción
a este infausto suelo, 
que tristemente,
es lo único que nos une hoy. 

Y mi amor,
labriego y olvidado,
al saber que eres tú quien me busca
perdido en la duda y juventud,
intentando descifrar mi color
en la penumbra,
te dirá que tu andar
no es en vano;
que hoy es él quien te alumbra,
que aún estoy a tu lado.

martes, 4 de agosto de 2015

Vil afán

Pasión, que en carne menuda me cautivas,
¿Acaso es tu vil afán, de mí esconderte? 
Abusas del fervor de mis misivas,
pues sabes que su fin es el quererte.

Mi jardín, hoy son tus flores marchitas;
un edén de amor secado en el olvido
de un idilio de derrotas infinitas,
en cuya tierra mi verbo se ha perdido.

Al corazón masoquista que habita mi pecho,
carceleros, tus besos, lo han convencido
que el amar sólo existe si se vive en tu lecho.
   Ingenuo, lo entiendo, yo igual he caído.

El rey de los ciegos

Dormido en dulzura y en gloria, 
en confianza y demasía,
y la comodidad que a él se ofrecía
en forma de masa y euforia, 
yacía el rey en lamentos.

¡Pobre rey! Ya nada veía
de tanto cubrirse con velos,
y es que sin más que mirar a los cielos 
sus ojos de a poco morían.

Su vista por siempre dormía
y su reino lloraba en desvelo,
sufriendo angustiado el flagelo;
su rey ya no los veía.

Aceptando la triste agonía
cerraron sus fieles luceros,
el ver ya no les servía;
su rey, era el rey de los ciegos.

domingo, 2 de agosto de 2015

¿Es otoño o invierno?

Perdón, grita mi alma a tus ojos
cuando en ellos busca un espejo;
vidrio maldito, sin sol ni reflejo;
triste verdad del amor en rastrojos.

Certeza de otoño ¡Qué culpa que tengo!
Manto de hojas que cubre mi suelo.
Hormigas y grillos se baten a duelo;
te quise, te quiero y a eso me atengo.

La pena del árbol se pierde en invierno,
la lluvia se lleva a su ropa en los charcos;
mi vida sin ti que no es frío, es infierno.

Vierte en mí entonces todo ese calor;
un amargo fuego de amor imposible
que abrasa y calcina al valor.

sábado, 11 de julio de 2015

Y si el día no vuelve

Hoy que el sol decidió no nacer,
y la noche hacer los sueños quimera;
el crepúsculo fin se llevó al atardecer,
vestido de mí, de mi amor y su espera.

¿De qué sirve el alba si el mundo desvela?
Ilusas las almas de esencia vigía;
aguantan la sombra que oculta a la estela
del fulgor de tus ojos cuando aún eras día.

Ya cansado, cariño, ahora yo me despido.
Si no existe la aurora, el querer no confía;
mi corazón es quien hoy cobija al olvido.

martes, 7 de julio de 2015

Corazón insistente

Corazón abnegado y labriego;
en la espera ha de latir paciente.
En sus pasos al andar será un ciego,
y en su afán por amar; insistente.


Su sentir, no conoce mesura.
La pasión, es la sangre que vierte;
una herida del querer que no cura,
de tu amor que aún anhela y le miente.


Entrañable motor de hidalguía aparente
y el temor de perderte; su eterna tortura.
¡Mas no urjas! aún te aguarda ferviente.

viernes, 26 de junio de 2015

En algún lugar

En algún lugar,
donde mi voz triste y dolida,
como el cantar de oscuras golondrinas
a lo lejos se pierda y calle.

Donde tus labios,
de mi devoción sean el templo
y no el rumor carnoso que me engaña y maltrae.

Donde el amor no se acabe,
no conozca al tiempo,
se detenga
y a ti me amarre.

Donde mi corazón, joven y vivido,
no vuelva a ser negado
y al fin descanse de ese andar,
de ese quererte que me hiere,
de ese amar
que prisionero de tu tierra,
me planta, me enraíza,
no me deja caminar,
en aquel lugar es donde quiero estar.

Y es que seguir aquí me condena,
me sentencia a saber que a ti siempre he de amarte,
y sin embargo,
tú nunca lo harás,
a ser  de tu amor un fiel centinela;
el eterno almirante de mi barca en tu mar.

Pero pierde cuidado, mi vida,
que por más que piense en la huida,  
aquí siempre voy a estar,
quizá vagando en el olvido,
perdido en la desidia y la humedad,
quizá ahogándome en la pena,
pero aquí, siempre,
amando a tu ser en la costumbre,
aún llorando versos en tu altar.

Versos que hablen del hijo de un dios
y su magdalena,
que diluyan sentir a través de mis venas,
y que tu filosa ausencia con aciago corte
 haga sangrar.

sábado, 20 de junio de 2015

De noche

De noche, el verso te busca incansable.
La luna, llena de esperanza, 
menguada en el crepúsculo te espera,
y a gritos de amor me ruega:
¡No rindas, no duermas que ya llega!


Pero sé que es Iluso aguardarte,
pues eres de la aurora,
del sol naciente,
del rayo de luz que me aparta de ti y te captura,
de esa alba ilusión que me encandila,
me nubla, 
que siempre me miente.

Mas mi verso, hidalgo y amante,
obstinado en su zurda vehemencia,
seguirá esperando a la noche;
fuente inagotable de hermosos astros,
en donde tú eres mi única estrella.


miércoles, 17 de junio de 2015

Cuando me miras

Cuando me miras,
la tristeza que hace ruinas mis mejillas,
se esfuma en un velo de rubor que tiñe mi rostro.
Lo que antes era el hielo de mil corazas,
hoy es el fuego que nace en tus ojos,
que a guiños negros de bellos luceros
me enciende, me abrasa 
y me quema a su antojo.

Cuando me miras,
llamaradas de amor cruzan a mi diáfano ser, 
flamas que ni la lluvia y el viento,
ni el frío glacial 
de aquellos que envidian lo que por ti siento
harán perecer.

Cuando me miras,
sé que a este incendio de pasión y locura,
lo enciendes tú, 
con tu ternura, con tu presencia,
con tus besos carnosos y bestiales
con tu mirar que con un latir 
en mi abdomen te anuncia,
me aturde y somete, 
y al calor me hace pedir clemencia. 

Cuando me miras,
sé que eres tú quien hace arder a esta hoguera,
quien a aquello que sin luz ni vida prendes,
que a la gélida muerte no temes,
y que al amor que duerme en tu espera, desvelas. 


domingo, 14 de junio de 2015

El pensar se viste de ti

Hoy, al igual que desde el día en que te conocí, no he dejado de pensar en ti. Es curioso, ya que inicio este escrito con un ánimo de pérdida, de lejanía, de dolor, de ese dolor que es el no tenerte aquí a mi lado. Sin embargo y, aún más curioso, ayer estuve contigo, me dormí en la anestesia de tus labios, los mismos labios prominentes y carnosos, hermosos y talentosos de los que me enamoré, esos que con sus besos calman el dolor del alma, de mi alma, la que ha sufrido más que gozado en este andar de respiros vacíos. Ayer estuve contigo y, aun sabiendo que dormías a mi lado, te soñé en lo que duró la oscuridad, te soñé con ansía y vehemencia, porque en el fondo eso eres tú; mi sueño  de tiempo infinito, mi ansia profunda y oscura, mi vehemente pasión. Te olí en lo que la proximidad de nuestros cuerpos me lo hacía posible, te hice mío en lo que mi eterna esperanza e imaginación, y tu figura ilusión me lo permitían.

Ayer estuve contigo y desperté en la prisión voluntaria de tus brazos y el fulgor que en ellos habita y, abrí mis ojos como negándome a despertar, a despertar de ese sueño en el que precisamente no se duerme, en el cual nunca los ojos se podrán cerrar. Y claro, teniéndote a mi lado, es imposible dormir, imposible cerrar mis ojos y dejar de contemplar, de admirar tu presencia, esa con la que me bendices de esperanza y utopía y me haces querer volar.

Hoy, al igual que desde el día en que te conocí, no he dejado de pensar en ti. Y noto que lo me parecía curioso al inicio de este escrito, no son más que mis miedos y también la verdad, y aunque por más que a mi lado estás y estuviste, jamás me perteneciste, jamás fuiste mío ni lo serás. Quizá por eso te escribo como pensando en el horizonte, como pensando en el frío de esa cumbre no alcanzada que es tu amor que no me corresponde. Pero como víctima de una especie de masoquismo acérrimo, mi corazón no se rinde, aún piensa que te puede conquistar, y sabes, yo lo entiendo y no lo culpo ¿cómo dejar de intentar?, si eres lo más lindo que ha conocido en el mundo, lo más bello que nunca jamás ha de encontrar. Eres la luz que a mi camino ilumina, la flor de todos mis senderos, el aire que me hace poder y querer respirar. Entonces, si eres todo eso y quizá mucho más, comprendo que mi corazón te pida de nuevo una oportunidad. Si amarte es lo único que sabe, y el querer tenerte; la obsesión que aún lo hace a la sangre bombear.

Hoy al igual que desde el día en que te conocí, no he dejado de pensar en ti. Y lo que era curioso quiero que ya no lo sea, lo que era temor quiero que sea valentía y lo que era verdad, quiero que sea mi verdad, esa en la que pueda escribir que estamos juntos, esa en la que nunca nadie nos separará, al menos eso quiero pensar, sólo eso y nada más. Quiero que tu voz sólo diga mi nombre, quiero tus ojos sólo a mí me puedan mirar y que tu corazón decida que seré yo a quien siempre va a amar. Al menos, eso decidió el mío, decidió que siempre te amará, que de él serás lo más preciado en este mundo sin tesoros, eso a lo que se debe cuidar con la vida, vida que muere de a poco si en ella no estás.

Eres

Eres el color que nace con el día,
que llega a barrer la noche y su penumbra.

Eres rayo de sol en la ladera,
que me alumbra;
resplandor hermoso con el cual prosperan
las azucenas 
y mi rebosante alegría.

Eres tierra fértil, cielo azul,
¡Eres paisaje!
Paisaje de mis cuentos, 
mis historias, de mi eterna travesía.

Eres aire que respiro, viento fresco,
un ancho mar,
eres la empresa del ave al despegar,
¡Eres paloma!
Paloma de mi alto vuelo,
vuelo de luz y sombra, vida mía.

Fragmento de un pensamiento

Piensa que eres del viento, 
que entre nubes gobiernas los bajos terrenos, 
que en la luz de tus ojos se alivian plañidos... el llanto ajeno.

Piensa en el capricho del mar como el timón de tus anhelos, 
que en las playas del ansia, 
se encuentra varado el amor que por ti profeso.

Piensa en la luna cual guía en lo denso, 
en el fiel compañero, 
que en su tierno regazo susurra:
'es un sueño, sólo eso'.

Al nacer la noche

Si sólo con la noche has de aparecer,
pues que la luna se haga eterna huésped.
Que el ocaso te anuncie siempre,
y yo ahí, pleno,
estaré esperándote como de costumbre, 
anhelándote,
aguardando tu mirada,
esa que canta entre luces y sombras tu llegada.
Y yo ahí, pleno,
sabiendo que el amor no se acababa,
sólo esperaba a que lo vuelvas a ver.

Breves versos a tu amor

La noche sin ti es dormir sin deseo,
es el frío en mis huesos,
el aciago pesar que es vivir sin tu amor,
que  es estar sin tus besos.
Pero estrechas mi mano y me dices que estás,
que te quedas conmigo,
que el dormir ya no es más.
Entonces te haces paisaje de mis sueños,
te haces mis ojos
y lo que han de mirar;
mirar que sin ti no hay deseo,
mirar que sin ti ya no hay más.

Asi es hoy la ilusión, la esperanza y el amor

La ilusión; polvo que flota con las hojas en el viento otoñal.

La esperanza; por siempre flor,
por siempre verde primavera... prevalece en el alma.

El amor; frío de cumbres no alcanzadas,
mis labios sin los tuyos en un beso infinito,
la lluvia de invierno en mis lágrimas acabadas, 
el fuego de aquel idilio que se hace brasas,
que se hace infierno,
que se hace grito.

sábado, 13 de junio de 2015

¿Qué tienes?

¿Qué tiene la humedad que hace en la piedra al musgo brotar?
¿Qué tienen tus ojos que hacen  con su luz a los míos brillar?
¿Qué tienen tus labios, que en su bello talento, me hacen suyo cada vez que me quieren besar?
¡Dime por favor qué tienes! , 
que no puedo ni quiero escapar,
que lentamente me hago dócil prisionero de ti, 
de tus labios, de tus ojos, 
de tu amor que me llena
y me atrapa, 
y que siempre me hace querer más.

Al otro lado del río

Al otro lado del río te veo;
eres tú, lo sé.
La voz de grito se torna suspiro y flaquea,
las piernas ya no corren; a paso errante me tiemblan, 
el rubor, de mi rostro se adueña
y mi corazón pequeño crece y se acelera.

Al otro la del río te siento;
eres tú, lo sé.
La zurda me implora por dedicarte versos,
mis ojos reclaman el incierto negro de los tuyos,
mis labios no resisten ya un segundo más sin tus besos.

Al otro lado del río te encuentro;
eres tú, lo sé.
La vida me toma nuevamente,
el aire es la bondad que me deja respirar,
tu dulzura me hace suyo eternamente,
y el amor se vuelve un ave
 que por siempre en nuestro cielo ha de volar. 

 
biz.