jueves, 30 de junio de 2016

Me hallé

Caminé, caminé perdido entre el río y su ornamento vestido de parque encantado,
caminé aguardando nuestro encuentro de mil horas en espera,
caminé contigo, aquí, a mi lado.
Seguí caminado, quizá, persiguiendo
a tu sombra, a tu impulso y juventud, sin ver que soltabas mi mano.
Y entre tanto camino, entre tanto andar
chocó mi pie con el desgano,
con la desidia y el temor de
tantos y tantos pies de pie y enardecidos,
chocó mi pie con la amargura del lamento de un pecho enrojecido,
chocó mi pie, con ese amor equivocado.
Y caí,
caí cual agua de nube que muestra su llanto,
caí estruendoso,
caí en un rayo que busca a la tierra,
caí y seguí buscando.
Y busqué, busqué tu cuerpo mientras el mío caía,
busqué en el aire y en la brisa de tu cielo hermoso,
busqué en mil dientes un reflejo,
algún mordisco o quizá tu sonrisa,
busqué incansable, así, como robando energías a un niño rabioso,
busqué apurado, afligido por la prisa.
Y no hallé,
no hallé a tus besos furiosos de tardes y noches dormidas,
tampoco a la fuerza efeba de tus brazos enrollándose conmigo,
no hallé a las piedras que hicieron del sol una roca perdida,
ni al circuito de amor al que aún ni siquiera has encendido.
Aún así, seguí buscando
¿Y sabes qué hallé?
Me hallé a mí mismo aún caminando entre el gris  y el llanto vertido en las calles de antaño,
aún cayendo como aquel que nunca entiende lo ya escrito,
aún perdido por no ver aquello que se muestra sin llamarlo,
aún buscando tu rastro que de muchos se ha escondido.
Me hallé a mí mismo, ahí, aún ansioso en el parque, esperando.

lunes, 27 de junio de 2016

Yo sé que no me amas

Yo sé que no me amas, y es que hay miles de amores que no han respondido; aún hay chicas con velo esperando aquel beso que las haga llorar.
Yo sé que no me amas, amor,  pues mi pecho no es hecho de imanes, tan sólo de cosas que el resto ha perdido, y por ende, que tiende a olvidar.
Ya lo sé, no puedo hacer que me ames, pues si pudiera, no abriría camino a estas letras que lloran conmigo la triste verdad.
Pero no me niegues que te ame, pues por amarte no pido nada, y es que nada soy sin amarte y nada es la vida sin poderte amar.
Por eso,
déjame ser de tu estrella la estela, de tus pasos la huella y de tus ojos, la proundidad.
Déjame ser de tu pecho el latido, de tu voz el sonido y de tus labios, los besos que dan.
No te pido mucho, ¿ves?
No te pido presencia ni cartas que digan 'te quiero', pues mi amor es sencillo y austero; sólo espera que sepas, que como él, nadie te va a amar.

Dime qué hacer

Dime qué hacer en cada ocaso de miércoles que no estás.
Dime qué hacer con ese río que día a día fluye siguiendo nuestro andar y aún no sabe que te has ido.

¿Qué le digo a este pecho adormecido que aún confía en que vendrás?

Cómo enfrento al limosnero que pasaba en los jardines de nuestro amor cuando vea que estoy solo, que me faltas tú.
Cómo hacer que tu ausencia no me duela, así como este amor que me condena y no te puedo entregar.
Dime, razón de mis días, cómo hacer para calmar a este corazón perdido que sólo a ti te ama y te amará, pues ya no puede amar a otro.

¿Cómo hago, mi amor, para hacerte regresar?

Estoy como perdido, las calles que anduvimos son distintas si no estás. La ciudad ya no es la misma, eras tú quien la hacía especial; sus luces y calles, sus puentes y sus parques, todo era más real. Ahora no, ahora esas calles son mentiras de cemento, son rastrojos de ese amor que nos ha huido, y yo, yo ya no quiero andarlas más.

Me quedo contigo

Me quedo con el día en que te vi por primera vez.
Con ese abrazo enorme y fuerte que me diste, con tu mirada de ansiedad adolescente reflejando al mundo de una forma hermosa, dando luz a todo lo que ve.
Me quedo también con tu sonrisa linda y reluciente, así, como tú, que con bondadosa generosidad siempre compartiste conmigo.
Solía ser tan bello e inocente conversar de todo, y estar ahí para oír lo que fuera, lo que el capricho hiciera salir de nuestras bocas.
Solía ser eterno un ocaso si contigo yo iba a estar, así, como si la luna y el sol supieran que al llegar todo iba a terminar.
Me quedo con tu olor y la huella de tu cuerpo en mí, me quedo con tus dientes y tus labios,  porque fue tan grande su rastro, que aunque no quisiera,  ahí están, aún se pueden sentir.
Quizá, tú te quedas con mi errante caminar por esta vida, con mis miles de falencias, con mis constantes errores. No te culpo, fui un tonto tantas veces que ni las puedo contar, pero has de saber lo mucho que te amo, tanto que no lo puedes imaginar. Sólo te pido disculpas, sólo eso y nada más.
En fin, yo me quedo contigo, contigo en el recuerdo, en el hermoso recuerdo que es tenerte en mi memoria. Con tu amor extravagante que aún habita en mí, con tu calor que todavía me cubre las manos, y con el inmenso dolor de hoy verte partir.

 
biz.