sábado, 31 de julio de 2021

En mi noche


Aquí, en mi noche,
sé que el asilo de mis días venideros
aguarda en el brillar de tus ojos:
no los cierres, amor, ni abras más la herida,
devuelve la alegría que esta vida aleja,
entrega a mi existir un furioso sentido,
así como las olas lo hacen con las barcas y el mar,
así como el murmullo del viento 
le da un respiro a los sonidos
y a la soledad de lo que nunca se ha podido escuchar.

En tu pecho reside el andar de este mundo,
en él se anida el ritmo en que mis pasos 
encuentran destino,
se hallan aullidos de inocencia que labran 
mi espíritu,
se esconde el augurio que especula en mi vida 
y canta silente la aurora del alba que, 
siempre dormida, aún puede despertar.

Estela de todo lo que tenga esencia,
existes pura y cristalina como un agua
que baña mis días, 
abrazas al aire en su incierto soplido 
estremeciendo al tenor de todo ser viviente,
dejas caer tus alas en mis brazos 
enseñando tu impávido vuelo,
aterras al miedo en su obscura vertiente
y entierras al morbo con que el ojo
suele mirar.

Hoy la noche ha cerrado su herida,
te entregas a mí, amor,
como la verdad ha de hacerlo a los hechos,
te vuelves paloma que surca todos los cielos,
abres tu boca expulsando tu alma
en auxilio de la mía,
y no intentas borrar nada,
tan sólo creas lo que ha de ser este momento,
esta cama arropada en nuestros húmedos 
cuerpos,
esta voz que no duda en decir te amo,
estas manos que a ti, sólo pueden tocarte,
este sol que ilumina, sea noche o sea día,
esta calma de eterna esperanza atada a tu
regazo 
y esta verdad, asilo de mis días venideros;
el amor nadie me podrá arrebatar. 


 
biz.