Me pregunto si aún insisto en tu memoria,
en tus días de añoranzas y recuerdos,
en las tardes en que afloran viejas ansias
como gotas de un llanto vacío,
en las noches en que mi voz no te alcanza
y me imaginas a lo lejos,
en los sueños en que aún vive la esperanza,
esos sueños en que siempre te hago mío.
Me pregunto si aún insisto en tu memoria,
y es que, amor, aún insistes en la mía.
Insistes en la primavera nocturna
que hace rosa a la luna y tierna noche a los jardines,
insistes en la torpedera del alba que día a día
baña en luz mis tristes momentos,
insistes en el aire que remece al mar y en cada ola lo revive,
e insistes en mis labios, cuando beso y no te siento.
Insistes a cada momento; cuando respiro
y el aire me sabe a nada,
cuando camino y mis pies no sienten el pavimento.
Insistes en las caras de la gente y en el cielo,
en cada nube que lo cubre y lo reviste,
e insistes en mi mente, cuando pienso y te recuerdo.