domingo, 25 de septiembre de 2016

Te vi

Te vi temeroso,
alejado de la gente,
con los ojos perdidos
de tanto buscarse
en los otros,
con el color oscuro
de tu voz, fundido
en un metal doliente.

Te vi cansado,
aburrido de no verte,
con los brazos lánguidos
de tanto abrazarse
en cualquiera,
con las manos heladas
de amor que no sienten.

Te vi calmado,
resignado del presente,
con el pecho atado
a un porvenir que algo
augura,
con la sien atenta
a la señal
de los valientes.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Cada miércoles

Cada miércoles, como siempre, caminé por ese parque. Recorrí cada trozo de cesped sobre cuál alguna vez nos posamos, respiré profundo el aire que aún vestía de viento y miré atento el andar de los perros y la gente, añorando iluso tu rastro.
Y ahí estaba yo, sentado escuchando el sonido del río, preguntándole a éste: ¿qué error fue el que cometimos? Quizá pensando que el amor se había acabado. Pero ni el río ni nadie respondió, y entonces descubrí que no había error, que no hubo nada entre nosotros que haya sido equivocado, sólo fue que nuestro amor fue tan intenso, que hizo al tiempo andar veloz y no supimos cuándo el fin de aquel sentir había llegado.

Te amo tanto

Te amo tanto, ¿sabes?
Te amo siendo amigo
o siendo amante,
te amo ahora y te amo siempre,
te amo aunque me duela o no
el amarte.
Y me muero de a poco, ¿sabes?
Me muero en cada instante en
que no siento tu presencia,
muero porque sé que con
amarte no me basta,
me muero al no poder revertir
esta sentencia.
Aun así, decidí igual amarte,
¿Sabes?
en mis sueños que se van
contigo en las mañanas,
en los momentos en que olvido
que respiro,
y el aire no es más que tu voz
susurrándome al oído que me amas.
Y te esperaré siempre, ¿sabes?
Pues mi destino es que por ti
yo espere, y si es preciso
me haga eterno,
y te escribiré cuando el sentir
te recuerde y a gritos
me lo pida llorando,
y te amaré hasta encontrar algo
de ti al final de este camino.
Te amaré, ¿sabes?
Te amaré y te seguiré amando.

Si sintieras como yo

Si sintieras como yo lo hago, amor,
así, de esta forma tan linda e ilusa,
tu corazón sufriría un poco, quizá,
y es que su latir sería muy alocado,
pues no se sabría nunca medir.
Tu voz colmaría de ruido a los sordos
tan sólo diciendo tu nombre,
y los bellos serían horrendos, pues a ellos,
 nadie los vería como yo te he de ver.
Si sintieras así, amor,
 como yo siento a cada instante el vivir,
tal vez te habrías enamorado 
perdida y locamente de mí, así, 
como lo estoy yo de ti en este momento,
así, sin nunca dudar que eres tú 
quien me hace sentir.

Eres tú

Eres tú aquella idea que me invade aunque no quiera,
aquel sueño que adormece mi mirada anhelando verte en él alguna vez.
Eres eso que aún insita a los impulsos del amor y del recuerdo,
lo que aún me hace a esta ciudad, por todas partes, recorrer.
Y respiro, respiro los momentos que me trae el caminar en cualquier sitio,
y observo tu mirada en los destellos que me ofrece la noche al andar,
y siento que apareces con el viento que estremece cada parte de mi cuerpo,
y pienso en todo eso imaginando que comingo, aún estás.

Quizá deba dejarte

Quizá deba dejarte,
así como el mar deja a la arena
en cada ola que recoge,
mas de nada serviría;
pues así como el mar vuelve
en cada onda,
lo haces tú todas las noches;
cuando al caer la piel sobre
mis ojos te recuerdo,
cuando al oír la madera crujir
pienso en tu ser acercándose
a mi encuentro,
cuando al pensarte,
sé que amar no es un derroche.

Como yo te amo

¿Cuánto podemos llegar a amar a alguien?
Tanto lo pienso, tanto pregunto y no lo sé; y es que te veo, te miro sigiloso y amante, contemplo tu rostro hermoso lleno de luz e incertidumbre, y siento que cada vez te amo más. Mi corazón late furioso cuando a ti me aproximo, y pienso que no podría amarte menos, eso sería imposible. Te miro y siento que el amor no se acaba ni muere, vuelve a nacer en cada instante en que tú estás.
¡Qué suerte la tuya!, ¿quién más podría provocar dicha inmensidad en otro hombre?
¿No lo ves? No existe ser en la tierra que, como yo, pueda amarte igual.

Arráncame

¡Arráncame los pies!
Ya no quiero seguir caminando;
cada paso es una huella
traicionera
que al andar por esta vida,
me hará adolescer.

¡Arráncame los ojos!
Ya no quiero seguir mirando;
lo hermoso que se muestra
con el sol y con su día
guarda siempre la agonía
de un triste anochecer.

¡Arráncale el latido al corazón!
Ya no quiero seguir amando;
El amar es sentir como un mar
aquello que el resto siente como
un simple río,
es sentir que en lo inmenso
uno se ha de perder.

Ahí voy a estar

En el resplandor de un recuerdo perdido en tus ojos,
en el sabor de las tardes de abril que el otoño nos brinda,
en la humedad del césped que cubre los parques,
en el sonido del río que por la ciudad suele pasar.
Ahí, en tu respiración agitada, en tu memoria remota,
en tu andar por esta vida,
en el rostro de todo aquel que mires,
en el amor que intentes buscar en cualquier otro,
muy dentro de ti, en tu esencia,
ahí voy a estar.

Intenté ser frío

Intenté ser frío,
así, como el rocío matinal
que se congela y se hace escarcha.
Quise fingir cuando la sangre
en vez de lago, poco a poco
se hizo río,
pero no pude; pues el rojo
que en mí corre, todo mancha. 
¿De qué sirve ser de hielo?
-Pregunté-
¿si aquí adentro el fuego manda?
No me pidas que no sienta tu calor
si al mirar me quemas lento
entre el sigilo del temor y de las ganas.
Ya no escondas, corazón,
aquel sentir en tu lamento,
sólo acepta que es amor
y que hoy soy yo el que te ama.

La vida sigue

La vida sigue, es verdad, sigue como aquellas cosas que ya han perdido un poco el sentido.
Y todo continúa, es verdad, pues así tiene que ser. Pero a quien se le ama, se le amará siempre, y a quien se le extraña, se le extrañará hasta que un día quiera regresar.
Y esto es así, decides irte, alejarte de de mí y mi vehemencia, y sólo queda obedecer, entender que al final todo tiene final.
Mas si te vas, has de saber que el final es aquel que se va contigo, pues aquí, conmigo, todo vuelve a empezar. Podrás llevarte tu cuerpo, tu sombra y voluntad, y, ante eso, nada puedo hacer. Pero el resto de ti, aquello que dejaste sin saberlo, se queda conmigo; una parte de ti que no puedes llevarte, pues me pertenece, una parte de ti que en mi memoria ha de estar.
Tu voz seguirá oyéndose en cada atardecer, tu mirada nacerá en mis ojos con la ilusión de un nuevo despertar, tu fragancia se olerá entre la luz y la esperanza de la primavera al florecer, y tu presencia seguirá aquí, a mi lado, porque aún te puedo recordar.

Insistes

Me pregunto si aún insisto en tu memoria,
en tus días de añoranzas y recuerdos,
en las tardes en que afloran viejas ansias 
como gotas de un llanto vacío,
en las noches en que mi voz no te alcanza 
y me imaginas a lo lejos,
en los sueños en que aún vive la esperanza, 
esos sueños en que siempre te hago mío.
Me pregunto si aún insisto en tu memoria,
y es que, amor, aún insistes en la mía.
Insistes en la primavera nocturna 
que hace rosa a la luna y tierna noche a los jardines,
insistes en la torpedera del alba que día a día 
baña en luz mis tristes momentos,
insistes en el aire que remece al mar y en cada ola lo revive,
e insistes en mis labios, cuando beso y no te siento.
Insistes a cada momento; cuando respiro 
y el aire me sabe a nada, 
cuando camino y mis pies no sienten el pavimento.
Insistes en las caras de la gente y en el cielo, 
en cada nube que lo cubre y lo reviste,
e insistes en mi mente, cuando pienso y te recuerdo.

 
biz.