Hoy que el sol decidió no nacer,
y la noche hacer los sueños quimera;
el crepúsculo fin se llevó al atardecer,
vestido de mí, de mi amor y su espera.
¿De qué sirve el alba si el mundo desvela?
Ilusas las almas de esencia vigía;
aguantan la sombra que oculta a la estela
del fulgor de tus ojos cuando aún eras día.
Ya cansado, cariño, ahora yo me despido.
Si no existe la aurora, el querer no confía;
mi corazón es quien hoy cobija al olvido.