martes, 17 de mayo de 2016

La Marea

Me entregaría al mar, 
así como al destino;
que en la veleidad de su furioso 
vaivén 
hiciera patria el porvenir. 

Me entregaría a la brisa 
que azota rostros cual suspiro;
que el viento arrastre aquellas 
gotas que lloramos al vivir. 

¿Pero cómo ser marea si he nacido roca? 
Es la ola quien en mí siempre golpea, 
haciendo arena a la razón; mi lengua y boca.

Soy prisionero, corazón, de celda rota.
Ser la marea es la ilusión de aquel
 vivir que yo elegí y hoy no me toca.

Si me amas

Si me amas, amor, 
¿por qué no siento el fragor 
de tu pecho en el mío? 
Aún espero a que el viento 
se lleve al suspiro 
de lo que algún día fue. 

Y, si me amas, amor, 
¿por qué no comprendo al silencio 
en tus labios que cada amanecer 
no besan los míos? 
Ya no hay boca que llene 
el vacío que un día la tuya llenó. 

Pero, si me amas, amor, 
¿por qué no ardes de nuevo conmigo 
en el fuego que nunca quemó? 
Sólo espero que en sus llamas 
se encuentre la luz 
que alumbre a tus ojos 
y, entonces, me logres ver

La mirada y el puente

Una mirada, 
sin mucho que decir, mas no te miento, 
quisiera que dijese mucho. 
Una mirada nada más, 
con eso me conformo. 
Una mirada en la que encuentre 
yo a la mía,
 en la que halle la abundancia del romance 
que se fue contigo y que esperé. 
Una mirada en la que digas 
lo mucho que me quieres 
y que todo fue un error. 
Una mirada en la enseñes a ese amor 
que nos aflora cada vez 
que el corazón ha de latir. 
Una mirada que me muestre 
con dulzura aquellos besos 
que aún anhelo con dolor. 
Una mirada que, 
cual puente, nos permita reunir.

 
biz.