El tiempo me intenta avasallar,
reclama su trono en mi piel y mis sueños,
cambia mi sien y mi pelo,
mas no puede reinar en mi amor,
pues de relojes mi amor nada sabe,
no sabe de noches ni días,
ni ocasos ni auroras.
Porque el amor no muere,
y lo que no muere no es del tiempo,
sino de la esencia de aquello que no acabará.
Entonces,
podrán pasar mil años
y éste ahí seguirá, invariable,
amándote,
esperando a que vuelvas siquiera a mirar
0 comentarios:
Publicar un comentario