viernes, 23 de diciembre de 2016

El amor que aún espero

Lóbrego sueño de luna
que vierte la noche en mis ojos
cual penumbra que duerme
al deseo, negándome el alba
que siempre añoro,
y es que tanto te he buscado y
tanto te busco;
te busco en la tiniebla
de la tierra de los sueños,
te busco con mi ímpetu de esteros,
con la fuerza de mis cielos
que no hallan un reflejo ni
en el mar ni en los cristales,
con la fe de aquel que nada sabe,
así, como yo, que no sé,
que no puedo,
que no logro encontrarte.
Ni un atisbo de calor en tus
pupilas de leyendas que hablan
de un romance perdido,
ni un epíteto de amor en
tus palabras que acobardan
a tus labios prohibiéndome sus besos.
Frente a ti
soy como el minuto ansioso
en la espera de sus horas,
como la tarde hecha de anhelos
eternos en lo esquivo del ocaso,
como la rabia de un fuego que no abrasa
y desvanece entre el humo
y las cenizas del olvido..
Y es que eres así,
tan débil como el polvo y la ceniza
abatidos por el viento,
como el incendio temeroso
que se esfuma entre la brisa
que lo alcanza,
como la secularización
de mis latidos aburridos de esta fe
traicionera,
como la agonía de mi sangre que
entre pálpitos cansados,
se pierde en este cuerpo vacío,
pero ese vacío amor,
ese vacío es quien te espera.


martes, 22 de noviembre de 2016

Contigo

Quisiera hablar de tanto en tanto
y de vez en cuando un beso,
cerrara mi boca,
quisiera arrancarme la ropa 
y mostrar que soy el juicio 
y la condena, y también el corazón
que está siempre en desacato,
pero a nadie le importa,
nadie entiende que es el 
pie quien usa al zapato,
y no al revés.
que las manos son manos,
si entre ellas se tocan.
Y como un impulso hecho puño,
me obligo a escribir pues
ya no hay quien escuche,
nadie siente lo que yo he de sentir
¿y cómo hacer, entonces?
Si aunque grite, mi clamor 
se funde en el tumulto, 
mi canto son palabras que no
existen y mi voz, la bulla del 
temor que nadie quiere oír.
Mi soledad frente a las otras,
de a poco se va haciendo eterna,
mi alma va cubriéndose del humo
de sienes que todo lo pudren
y mi mirada va perdiéndose en 
el silbido del viento a quien 
nadie ve.
Pero aún insisto en esta lucha de ciegos, 
quiero sufrir como todo aquel 
que osa respirar y así con todos,
sentir,
quiero amarte y que me ames;
¡que nos amemos!
que la desidia del fracaso 
del anhelo no nos gane;
contigo, amor, quiero vivir.

martes, 1 de noviembre de 2016

Suéñame

Suéñame lento e intenta guardarme
en cada pálpito de noche.
Pon música que sea argentina
y muy bohemia,
no lo pienses mucho es un sueño,
recuérdalo,
y entrégame al ritmo del humo
del cigarro que fumé y de la luz
tenue, baila conmigo e intenta
vencer a esta incesante astenia. 
Bésame; quiero sentir la dulzura
de uno labios abatiendo mi boca.
Toma mis manos, apriétalas y haz
estrecha a la frontera entre los
cuerpos.
Aprieta mis manos, como te dije.
no las sueltes, no deseo si quiera
pensar en escribir lo que el momento
provoca y, por favor, cierra mis ojos
y véndame; haz que tu rostro se
transforme en mi memoria,
deja que piense que eres aquél
a quien siempre amé.
Suéñame lento o, simplemente,
como quieras, pero suéñame, pues
quiero vivir eternamente entre
tus brazos, quiero sentir que todo
es para siempre y que no importa
nada -ni quien eres ni quien soy-
suéñame, sólo eso te pido y
ámame, que yo te amaré mientras
que el día no intente despertar. 

miércoles, 19 de octubre de 2016

Encima del mundo

Encima del mundo;
volando vestida de cielo,
reina de luz en un manto
oscuro y profundo,
ahí, donde los astros
gobiernan lo incierto,
ahí, donde todo es fecundo.
Encima del mundo,
pues eres la nube que pasa,
la brisa misma del aire
que cubre al destierro del
suelo,
ahí estás, siendo el sol
que me abrasa,
que ilumina mis cristales
y le da forma a mi opaco
reflejo,
¿Qué se siente ser la historia?
ser los segundos, las horas,
los días de antaño que
vuelven contigo y que pasan.
¿Qué se siente ser la aurora?
ser el vientre que encuba a
la noche redentora y pare
en el alba al mañana
que avanza.
Encima del mundo,
ese es tu podio, mujer,
y desde ahí, nadie te alcanza,
no dejes de mirar en las alturas
y deja a tu lluvia caer,
báñanos con el diluvio creador
dándole vida al corazón de este
tumulto que ha perdido
la esperanza,
!Por favor! no nos niegues
tu poder.

jueves, 6 de octubre de 2016

Sólo espero

Sólo espero que mi voz
no te nombre,
que no intente llenarme
la boca,
que la letra no quiera
seguirte
en un grito desolado
buscando ser onda,
ni en el canto del día
que nunca se rinde.
Sólo espero poder estar
ahí o acá,
cuando tú ya no seas,
ser lo que no puedo ser
cuando estás y no estoy,
vivir y sentir aunque
existas muy lejos y ya
no me veas,
que el recuerdo no logre
hacer del mañana, el hoy.
Sólo espero, mi amor,
que este amor te supere,
que no arrastres los besos
que das sin mi son,
aunque todo decaiga y no
hallemos a quien nos releve,
sólo espero no atarte
al lugar donde voy.

domingo, 25 de septiembre de 2016

Te vi

Te vi temeroso,
alejado de la gente,
con los ojos perdidos
de tanto buscarse
en los otros,
con el color oscuro
de tu voz, fundido
en un metal doliente.

Te vi cansado,
aburrido de no verte,
con los brazos lánguidos
de tanto abrazarse
en cualquiera,
con las manos heladas
de amor que no sienten.

Te vi calmado,
resignado del presente,
con el pecho atado
a un porvenir que algo
augura,
con la sien atenta
a la señal
de los valientes.

sábado, 24 de septiembre de 2016

Cada miércoles

Cada miércoles, como siempre, caminé por ese parque. Recorrí cada trozo de cesped sobre cuál alguna vez nos posamos, respiré profundo el aire que aún vestía de viento y miré atento el andar de los perros y la gente, añorando iluso tu rastro.
Y ahí estaba yo, sentado escuchando el sonido del río, preguntándole a éste: ¿qué error fue el que cometimos? Quizá pensando que el amor se había acabado. Pero ni el río ni nadie respondió, y entonces descubrí que no había error, que no hubo nada entre nosotros que haya sido equivocado, sólo fue que nuestro amor fue tan intenso, que hizo al tiempo andar veloz y no supimos cuándo el fin de aquel sentir había llegado.

Te amo tanto

Te amo tanto, ¿sabes?
Te amo siendo amigo
o siendo amante,
te amo ahora y te amo siempre,
te amo aunque me duela o no
el amarte.
Y me muero de a poco, ¿sabes?
Me muero en cada instante en
que no siento tu presencia,
muero porque sé que con
amarte no me basta,
me muero al no poder revertir
esta sentencia.
Aun así, decidí igual amarte,
¿Sabes?
en mis sueños que se van
contigo en las mañanas,
en los momentos en que olvido
que respiro,
y el aire no es más que tu voz
susurrándome al oído que me amas.
Y te esperaré siempre, ¿sabes?
Pues mi destino es que por ti
yo espere, y si es preciso
me haga eterno,
y te escribiré cuando el sentir
te recuerde y a gritos
me lo pida llorando,
y te amaré hasta encontrar algo
de ti al final de este camino.
Te amaré, ¿sabes?
Te amaré y te seguiré amando.

Si sintieras como yo

Si sintieras como yo lo hago, amor,
así, de esta forma tan linda e ilusa,
tu corazón sufriría un poco, quizá,
y es que su latir sería muy alocado,
pues no se sabría nunca medir.
Tu voz colmaría de ruido a los sordos
tan sólo diciendo tu nombre,
y los bellos serían horrendos, pues a ellos,
 nadie los vería como yo te he de ver.
Si sintieras así, amor,
 como yo siento a cada instante el vivir,
tal vez te habrías enamorado 
perdida y locamente de mí, así, 
como lo estoy yo de ti en este momento,
así, sin nunca dudar que eres tú 
quien me hace sentir.

Eres tú

Eres tú aquella idea que me invade aunque no quiera,
aquel sueño que adormece mi mirada anhelando verte en él alguna vez.
Eres eso que aún insita a los impulsos del amor y del recuerdo,
lo que aún me hace a esta ciudad, por todas partes, recorrer.
Y respiro, respiro los momentos que me trae el caminar en cualquier sitio,
y observo tu mirada en los destellos que me ofrece la noche al andar,
y siento que apareces con el viento que estremece cada parte de mi cuerpo,
y pienso en todo eso imaginando que comingo, aún estás.

Quizá deba dejarte

Quizá deba dejarte,
así como el mar deja a la arena
en cada ola que recoge,
mas de nada serviría;
pues así como el mar vuelve
en cada onda,
lo haces tú todas las noches;
cuando al caer la piel sobre
mis ojos te recuerdo,
cuando al oír la madera crujir
pienso en tu ser acercándose
a mi encuentro,
cuando al pensarte,
sé que amar no es un derroche.

Como yo te amo

¿Cuánto podemos llegar a amar a alguien?
Tanto lo pienso, tanto pregunto y no lo sé; y es que te veo, te miro sigiloso y amante, contemplo tu rostro hermoso lleno de luz e incertidumbre, y siento que cada vez te amo más. Mi corazón late furioso cuando a ti me aproximo, y pienso que no podría amarte menos, eso sería imposible. Te miro y siento que el amor no se acaba ni muere, vuelve a nacer en cada instante en que tú estás.
¡Qué suerte la tuya!, ¿quién más podría provocar dicha inmensidad en otro hombre?
¿No lo ves? No existe ser en la tierra que, como yo, pueda amarte igual.

Arráncame

¡Arráncame los pies!
Ya no quiero seguir caminando;
cada paso es una huella
traicionera
que al andar por esta vida,
me hará adolescer.

¡Arráncame los ojos!
Ya no quiero seguir mirando;
lo hermoso que se muestra
con el sol y con su día
guarda siempre la agonía
de un triste anochecer.

¡Arráncale el latido al corazón!
Ya no quiero seguir amando;
El amar es sentir como un mar
aquello que el resto siente como
un simple río,
es sentir que en lo inmenso
uno se ha de perder.

Ahí voy a estar

En el resplandor de un recuerdo perdido en tus ojos,
en el sabor de las tardes de abril que el otoño nos brinda,
en la humedad del césped que cubre los parques,
en el sonido del río que por la ciudad suele pasar.
Ahí, en tu respiración agitada, en tu memoria remota,
en tu andar por esta vida,
en el rostro de todo aquel que mires,
en el amor que intentes buscar en cualquier otro,
muy dentro de ti, en tu esencia,
ahí voy a estar.

Intenté ser frío

Intenté ser frío,
así, como el rocío matinal
que se congela y se hace escarcha.
Quise fingir cuando la sangre
en vez de lago, poco a poco
se hizo río,
pero no pude; pues el rojo
que en mí corre, todo mancha. 
¿De qué sirve ser de hielo?
-Pregunté-
¿si aquí adentro el fuego manda?
No me pidas que no sienta tu calor
si al mirar me quemas lento
entre el sigilo del temor y de las ganas.
Ya no escondas, corazón,
aquel sentir en tu lamento,
sólo acepta que es amor
y que hoy soy yo el que te ama.

La vida sigue

La vida sigue, es verdad, sigue como aquellas cosas que ya han perdido un poco el sentido.
Y todo continúa, es verdad, pues así tiene que ser. Pero a quien se le ama, se le amará siempre, y a quien se le extraña, se le extrañará hasta que un día quiera regresar.
Y esto es así, decides irte, alejarte de de mí y mi vehemencia, y sólo queda obedecer, entender que al final todo tiene final.
Mas si te vas, has de saber que el final es aquel que se va contigo, pues aquí, conmigo, todo vuelve a empezar. Podrás llevarte tu cuerpo, tu sombra y voluntad, y, ante eso, nada puedo hacer. Pero el resto de ti, aquello que dejaste sin saberlo, se queda conmigo; una parte de ti que no puedes llevarte, pues me pertenece, una parte de ti que en mi memoria ha de estar.
Tu voz seguirá oyéndose en cada atardecer, tu mirada nacerá en mis ojos con la ilusión de un nuevo despertar, tu fragancia se olerá entre la luz y la esperanza de la primavera al florecer, y tu presencia seguirá aquí, a mi lado, porque aún te puedo recordar.

Insistes

Me pregunto si aún insisto en tu memoria,
en tus días de añoranzas y recuerdos,
en las tardes en que afloran viejas ansias 
como gotas de un llanto vacío,
en las noches en que mi voz no te alcanza 
y me imaginas a lo lejos,
en los sueños en que aún vive la esperanza, 
esos sueños en que siempre te hago mío.
Me pregunto si aún insisto en tu memoria,
y es que, amor, aún insistes en la mía.
Insistes en la primavera nocturna 
que hace rosa a la luna y tierna noche a los jardines,
insistes en la torpedera del alba que día a día 
baña en luz mis tristes momentos,
insistes en el aire que remece al mar y en cada ola lo revive,
e insistes en mis labios, cuando beso y no te siento.
Insistes a cada momento; cuando respiro 
y el aire me sabe a nada, 
cuando camino y mis pies no sienten el pavimento.
Insistes en las caras de la gente y en el cielo, 
en cada nube que lo cubre y lo reviste,
e insistes en mi mente, cuando pienso y te recuerdo.

martes, 16 de agosto de 2016

¿Existe otro corazón?

¿Te has preguntado si alguien
te ha amado tanto como yo lo hice alguna vez?
Yo suelo preguntarme si es que
existe corazón así, como el mío, que pueda entregar tanto, latir y latir hasta hacer la sangre río, amar después de amar y seguir amando.
Quizá, al corazón más sincero es al que más se le daña, pues al amar no esconde nada, se muestra entero en la verdad de su sentir que, lo juro, a nadie engaña. Asume estoico la condena del latir.
¿Cuán cobarde es el amante que escapa al devenir?
Quizá nunca supieron que el amor es la intención de aquél que en dos, quiere ser uno,
quizá nunca entendieron que el amor es el arte del poder sin miedo, sentir.

viernes, 12 de agosto de 2016

El chico del que yo me enamoré

Él era el chico más lindo 
que yo jamás haya visto;
su rostro dulce de azar,
sus ojos de risa y de llanto,
¡Cuánta dicha y cuánto espanto!
¿Cuánto amor podría dar?
Él era el chico de todos y todas,
era de ensueño y de quimera,
su andar marcaba el paso
del terror y del deseo,
de los miles que anhelaban
que algún día él, les viera.
Y yo,  yo era sólo un perdedor,
yo era la peste y el tabú,
yo era el que vive entre las
las sombras de la hiedra,
yo era el que siempre
dormía en un baúl.
Y aún así, lo conocí;
apareció como la noche
en el ocaso que reniega,
apareció tan bello como
en sueños lo intuí,
apareció en mis brazos,
permitiendo que lo quiera.
Saben sus labios cuánto lo besé,
saben los míos la huella que
él dejó.
Tanto abrazo y tanta piel,
tanto amor que entre nosotros
nació.
Él era el chico más lindo
que yo jamás haya visto;
aquello hermoso que la vida
regaló,
eso que siempre deseé,
mas nunca tuve,
él era el chico del que yo
me enamoré.


jueves, 30 de junio de 2016

Me hallé

Caminé, caminé perdido entre el río y su ornamento vestido de parque encantado,
caminé aguardando nuestro encuentro de mil horas en espera,
caminé contigo, aquí, a mi lado.
Seguí caminado, quizá, persiguiendo
a tu sombra, a tu impulso y juventud, sin ver que soltabas mi mano.
Y entre tanto camino, entre tanto andar
chocó mi pie con el desgano,
con la desidia y el temor de
tantos y tantos pies de pie y enardecidos,
chocó mi pie con la amargura del lamento de un pecho enrojecido,
chocó mi pie, con ese amor equivocado.
Y caí,
caí cual agua de nube que muestra su llanto,
caí estruendoso,
caí en un rayo que busca a la tierra,
caí y seguí buscando.
Y busqué, busqué tu cuerpo mientras el mío caía,
busqué en el aire y en la brisa de tu cielo hermoso,
busqué en mil dientes un reflejo,
algún mordisco o quizá tu sonrisa,
busqué incansable, así, como robando energías a un niño rabioso,
busqué apurado, afligido por la prisa.
Y no hallé,
no hallé a tus besos furiosos de tardes y noches dormidas,
tampoco a la fuerza efeba de tus brazos enrollándose conmigo,
no hallé a las piedras que hicieron del sol una roca perdida,
ni al circuito de amor al que aún ni siquiera has encendido.
Aún así, seguí buscando
¿Y sabes qué hallé?
Me hallé a mí mismo aún caminando entre el gris  y el llanto vertido en las calles de antaño,
aún cayendo como aquel que nunca entiende lo ya escrito,
aún perdido por no ver aquello que se muestra sin llamarlo,
aún buscando tu rastro que de muchos se ha escondido.
Me hallé a mí mismo, ahí, aún ansioso en el parque, esperando.

lunes, 27 de junio de 2016

Yo sé que no me amas

Yo sé que no me amas, y es que hay miles de amores que no han respondido; aún hay chicas con velo esperando aquel beso que las haga llorar.
Yo sé que no me amas, amor,  pues mi pecho no es hecho de imanes, tan sólo de cosas que el resto ha perdido, y por ende, que tiende a olvidar.
Ya lo sé, no puedo hacer que me ames, pues si pudiera, no abriría camino a estas letras que lloran conmigo la triste verdad.
Pero no me niegues que te ame, pues por amarte no pido nada, y es que nada soy sin amarte y nada es la vida sin poderte amar.
Por eso,
déjame ser de tu estrella la estela, de tus pasos la huella y de tus ojos, la proundidad.
Déjame ser de tu pecho el latido, de tu voz el sonido y de tus labios, los besos que dan.
No te pido mucho, ¿ves?
No te pido presencia ni cartas que digan 'te quiero', pues mi amor es sencillo y austero; sólo espera que sepas, que como él, nadie te va a amar.

Dime qué hacer

Dime qué hacer en cada ocaso de miércoles que no estás.
Dime qué hacer con ese río que día a día fluye siguiendo nuestro andar y aún no sabe que te has ido.

¿Qué le digo a este pecho adormecido que aún confía en que vendrás?

Cómo enfrento al limosnero que pasaba en los jardines de nuestro amor cuando vea que estoy solo, que me faltas tú.
Cómo hacer que tu ausencia no me duela, así como este amor que me condena y no te puedo entregar.
Dime, razón de mis días, cómo hacer para calmar a este corazón perdido que sólo a ti te ama y te amará, pues ya no puede amar a otro.

¿Cómo hago, mi amor, para hacerte regresar?

Estoy como perdido, las calles que anduvimos son distintas si no estás. La ciudad ya no es la misma, eras tú quien la hacía especial; sus luces y calles, sus puentes y sus parques, todo era más real. Ahora no, ahora esas calles son mentiras de cemento, son rastrojos de ese amor que nos ha huido, y yo, yo ya no quiero andarlas más.

Me quedo contigo

Me quedo con el día en que te vi por primera vez.
Con ese abrazo enorme y fuerte que me diste, con tu mirada de ansiedad adolescente reflejando al mundo de una forma hermosa, dando luz a todo lo que ve.
Me quedo también con tu sonrisa linda y reluciente, así, como tú, que con bondadosa generosidad siempre compartiste conmigo.
Solía ser tan bello e inocente conversar de todo, y estar ahí para oír lo que fuera, lo que el capricho hiciera salir de nuestras bocas.
Solía ser eterno un ocaso si contigo yo iba a estar, así, como si la luna y el sol supieran que al llegar todo iba a terminar.
Me quedo con tu olor y la huella de tu cuerpo en mí, me quedo con tus dientes y tus labios,  porque fue tan grande su rastro, que aunque no quisiera,  ahí están, aún se pueden sentir.
Quizá, tú te quedas con mi errante caminar por esta vida, con mis miles de falencias, con mis constantes errores. No te culpo, fui un tonto tantas veces que ni las puedo contar, pero has de saber lo mucho que te amo, tanto que no lo puedes imaginar. Sólo te pido disculpas, sólo eso y nada más.
En fin, yo me quedo contigo, contigo en el recuerdo, en el hermoso recuerdo que es tenerte en mi memoria. Con tu amor extravagante que aún habita en mí, con tu calor que todavía me cubre las manos, y con el inmenso dolor de hoy verte partir.

martes, 17 de mayo de 2016

La Marea

Me entregaría al mar, 
así como al destino;
que en la veleidad de su furioso 
vaivén 
hiciera patria el porvenir. 

Me entregaría a la brisa 
que azota rostros cual suspiro;
que el viento arrastre aquellas 
gotas que lloramos al vivir. 

¿Pero cómo ser marea si he nacido roca? 
Es la ola quien en mí siempre golpea, 
haciendo arena a la razón; mi lengua y boca.

Soy prisionero, corazón, de celda rota.
Ser la marea es la ilusión de aquel
 vivir que yo elegí y hoy no me toca.

Si me amas

Si me amas, amor, 
¿por qué no siento el fragor 
de tu pecho en el mío? 
Aún espero a que el viento 
se lleve al suspiro 
de lo que algún día fue. 

Y, si me amas, amor, 
¿por qué no comprendo al silencio 
en tus labios que cada amanecer 
no besan los míos? 
Ya no hay boca que llene 
el vacío que un día la tuya llenó. 

Pero, si me amas, amor, 
¿por qué no ardes de nuevo conmigo 
en el fuego que nunca quemó? 
Sólo espero que en sus llamas 
se encuentre la luz 
que alumbre a tus ojos 
y, entonces, me logres ver

La mirada y el puente

Una mirada, 
sin mucho que decir, mas no te miento, 
quisiera que dijese mucho. 
Una mirada nada más, 
con eso me conformo. 
Una mirada en la que encuentre 
yo a la mía,
 en la que halle la abundancia del romance 
que se fue contigo y que esperé. 
Una mirada en la que digas 
lo mucho que me quieres 
y que todo fue un error. 
Una mirada en la enseñes a ese amor 
que nos aflora cada vez 
que el corazón ha de latir. 
Una mirada que me muestre 
con dulzura aquellos besos 
que aún anhelo con dolor. 
Una mirada que, 
cual puente, nos permita reunir.

lunes, 21 de marzo de 2016

Quisiera escribir

Quisiera escribir de tu boca anhelada, 
de esos labios de arena tentando a los míos 
volverse de un beso, tu mar.

Y es que hay labios sinceros,

labios hermosos y labios labriegos,

así, como los tuyos, 

labios que al verlos nos hacen

querer su verdad.

Quisiera escribir, también, de tu tierna mirada,
de esa luz de inocencia
que nada le esconde a quien va reflejar.
Y es que hay ojos brillantes,
ojos que alumbran y ojos de fuego,
así, como los tuyos,
ojos que abrasan a todo
lo que han de mirar.

Pero más que otra cosa,
quisiera escribir de un amor que comienza,
de esa unión que aún no sabe más
que ser romance al andar.
Y es que hay corazones muy bellos,
corazones orfebres y corazones sin velo,
así, como el tuyo,
corazones que vierten su vida
 en mis letras haciéndome hablar.

lunes, 25 de enero de 2016

Si he de ser, seré contigo

Dame una señal, amor;
razón de mis días.
Di que es a mí a quien anhelas, 
que no existe el sonido si no 
oyes mi voz,
que la tierra es arena que hunde 
a los pasos en ansia y miseria;
un triste camino ¿verdad?
sin andarlo los dos. 

Dilo, mi amor ¡dilo!
¿o lo debo hacer yo?
 Debiese decir, quizá, lo ya dicho,
decir, por ejemplo, 
que en tus labios se hallan
 los besos que a nadie daré,
y en tus manos mi carne, mi piel
y mi tacto, y en tus ojos
mi sol, mi cielo, mi mar y
el paisaje en que siempre
feliz viviré.

¡Ven, vida mía!
nunca más te resistas,
hoy es tiempo de unir el camino
los dos.
Ya no puedo besar, sentir y tocar;
mi boca es tu boca,
mis manos, las tuyas
y mis ojos, tan sólo el reflejo
de un astro que me hace brillar.

¿Debo seguir, vida mía?
No dilates más mi pesar y
bésame, esta boca te aguarda.
Tócame, no soy carne si no estás,
Mírame, soy la sangre, el latir
y la verdad.
¿No lo entiendes?
sólo existo si te amo
 y si algún día yo he de ser, 
seré contigo,
pues no existe otro motivo;
eres tú a quien voy amar.

miércoles, 13 de enero de 2016

El Amor y el Tiempo

El tiempo me intenta avasallar, 
reclama su trono en mi piel y mis sueños, 
cambia mi sien y mi pelo, 
mas no puede reinar en mi amor, 
pues de relojes mi amor nada sabe, 
no sabe de noches ni días, 
ni ocasos ni auroras. 
Porque el amor no muere, 
y lo que no muere no es del tiempo, 
sino de la esencia de aquello que no acabará.
Entonces, 
podrán pasar mil años 
y éste ahí seguirá, invariable,  
amándote,
 esperando a que vuelvas siquiera a mirar

 
biz.