viernes, 16 de junio de 2023

Urgente


Se hace inminente un plan acorde
a lo que sucede en estos días,
y preciso un actuar
en función del sentir y sin temor
alguno.

Cada instante es un regalo
del querer en que arrojo un anzuelo
a tu alma o mente, o a eso interno
en donde pudiese ocupar un
pequeño lugar en la memoria.

Pero esta lejana intermitencia
suele ser mezquina,
pues muestra a un ser de greda,
hermoso y flotante,
del cual sólo puedo hacerme
a ratos.

Y es por eso que se hace urgente
el idear la forma en que
el café y los fideos sean el pan
de cada uno de mis días,
de que el olor a incienso y humedad
colmen inmediatamente mis pulmones
y que ese ventanal en que asomo
siga mostrando
la belleza de un rio siempre
dispuesto a enseñarse,
o el reflejo de un joven apoyado
en mis piernas con el ceño fruncido.

Se hace urgente, entonces -repito-
quererte tan bonito como pueda
y se me permita, 
besarte y robar la fragancia que emana
tu boca,
abrazarte en la noche aunque huyas
durmiendo a través de la cama,
hacer los desayunos eternos 
e intentar, siquiera, que también
me quieras, aun cuando
sea un poquito.

Se hace urgente -repito-
y es en este punto en que
desespero, 
pues esta distancia fatal augura
un desenlace que no quiero;
que comiences, 
poco a poco,  a olvidarme...

martes, 13 de junio de 2023

Inevitable


Al irme, dejas a un astro
que brilla en mi lugar
y uno ya no es más que una luz
parpadeando a lo lejos,
un corazón iluso jugándose la vida
al todo o nada,
unos labios rotos esperando besar.

Pero estas aguas son
el azul profundo en donde siempre
estoy,
y esta neblina; el humo de un incienso
en el cual me disemino poco a poco
en ti.

El dolor es tan solitario
cuando se debe a tu ausencia,
y la felicidad tan repentina
como un café turco contigo 
en la mañana,
y ya no pesa, entonces, 
esta relativa intemperancia
en que palpita mi amor
ni el temor en que suelo ocultarlo,
pues todo fluye como un cuerpo
durmiendo,
moviéndose en la noche,
como un desierto hecho canción
dejándonos sedientos,
como lo inevitable -escuché por ahí-
que es seguir atándote...

Llegada a Valdivia

Cerrar los ojos y existir ahí por un momento,
respirar el aire que estremece hasta el último rincón de mis pulmones oxidados,
caminar en línea recta y subir al quinto,
entrar, abrazarte y que el momento sea eterno.

Espérame ahí, en ese instante,
no muevas nada de aquello que aún veo en mi mente.
Espérame ahí, bonito, que ya vuelvo.

Clara Cava

Marzo se hizo abril en unas cuantas llamadas,
la distancia; tan corta y tan eterna a la vez,
tu voz, como un murmullo, se acopló entre los
audífonos en que escucho a la Clara
y tal y como dice una de sus canciones,
pienso:
"Yo qué hago si te pierdo, el mundo entero se cae, sería como un desierto..."

Te quiero conmigo


Te quiero conmigo,
aunque sea a ratos
y fugaz el instante en que te veo,
aunque la distancia obligue,
extorsione, 
inste al cariño a trasladarse.

Te quiero conmigo, aunque sea discordante,
a pesar de que, incluso, no me quieras contigo,
pues la ausencia de tu calor deja huella, 
nublando horizontes, por más transitorios que sean,
aunque sea a ratos
y fugaz el instante en que no te veo,
aunque extorsione o inste a este cariño incipiente a volar y encontrarte;
Yo, te quiero conmigo. 

Postal


Caminar en una noche desierta,
o una mañana llena de añoranza,
avanzar hasta una estación abandonada
o quedarse inmóviles observando
las ondas de un río.

Y no es tan trágica la esporádica ausencia
ni tan inmensa la alegría diaria,
cuando es tu eco el que repite en mi mirada,
en mis oídos, mis labios y mi voz. 

Es el recuerdo de un momento inminente, 
un susurro que se inmiscuye a lo lejos,
una piel que se roza conmigo, furiosa,
tiernamente.

Es la postal de un paisaje, nada más,
de una atmósfera que tiene tu nombre,
la imagen de un río, sea mañana,
sea noche, desierta o llena de añoranza;
la memoria de un encuentro que nos
funde a los dos.

Preludio


En la antesala quedo atado,
y sobrevivo del té blanco,
una magdalena y un par de luces
capaces de ir al ritmo de la música.

De antemano la ansiedad
inventa formas en que pueda
yo mirarte
buscar tantas cosas que suelen
perderse solas por la ajetreada
vida o la fuga de un pensamiento.

En este preludio busco el inicio
de algo que asegure intermitencia,
ausencia conocida o tu presencia
y la mía en una memoria eterna.

Busco una mirada perdida
entre tanto estímulo,
algún cabello que decida volar
de tu cabeza y hacerse greda,
un beso y un instante a solas,
una mano que analice mi mano
con ternura,
y un café tan único como tú;
la excusa perfecta para volverte a ver.

Como un durazno


Como una tierra humedecida
por la bruma;
de a poco convirtiéndose en barro,
de a poco enlodando las pisadas,
de a poco volviéndose a secar.

Como una voz rasgada por el humo
o un azar curtido en su torpeza;
caminando, burlando sus huellas,
fatigando,
cansando a las andanzas que 
se quieran cruzar.

Como un alma o un fervor que no acusa recibo;
un corazón apostando todos sus latidos,
un amor que se aferra a tu incierta llegada,
un durazno que se niega a madurar.

¿Cómo escribir un poema a quien no le gustan los poemas?

¿Cómo escribir un poema a quien no le gustan los poemas? 

Primero, debe ser uno que no lo parezca;
tendría que hablar de aromas que impacten nuestros sentidos al igual que un recuerdo súbito, como el de un perfume francés en oferta, 
de bellezas tan relativas como la autoimagen
y de lo hermoso que me pareces al flotar por el living de un departamento. 
Tendría que decir, por supuesto, muchas cosas simples y cotidianas, como fideos,
café, cocoa y chocolate,
como lo importante de la melodía de una canción y no, así, su letra,
como que el vino al tercer día de abierto el corcho se pone malo.

Hablar del olor a la humedad en la ropa y lo difícil que es que se seque,
que el sol de la mañana no calienta a nadie, 
y de lo corta que se hace la vida al momento de decidir si ponerse las zapatillas tradicionalmente u olvidando que tienen cordones.

Habría que llevar la escritura al dilema de si el pelo es color cobre o greda,
a si unas sillas tienen o no herramientas para armarlas, 
hablar de lo bella que es la lluvia cuando no se debe caminar bajo su alero más de cinco días seguidos,
de lo caro de las cosas en el sur,
de un Brunch mixto,
de lo bueno que es el mall chino
y de lo tóxico de sus productos con microplásticos, 
también de la discordancia ideoafectiva
y de la selectiva memoria que suele olvidar al endulzante.

Un poema a quien no le gustan,
debería hablar de indicaciones a media noche, 
de la parte de una costanera abandonada por la limpieza y, aún así, muy bella, según las mismas personas del lugar,
de lo lindo que es quedarse a dormir acurrucados y,
al día siguiente buscar las monedas
para la micro
y hablar, también, de que, a pesar de la fugacidad de un encuentro, siempre es bonito volverse a ver...

 
biz.