sábado, 22 de agosto de 2015

Ni perdido ni muerto

  El olvido seduce a mi sien que agoniza,
 y mi rostro desliza empapados recuerdos.
 Afuera el cielo que jacta de altares, pregunta: 
'¿se ha perdido tu amor o se ha muerto?'

En tus labios, sus besos no encuentro.
¿Invisible es tu carne a sus ojos de escarcha,
que no ve aquel desprecio en su voz de silencio?
¿¡Qué respondes, si en tu boca él no habla!?

  Replicando a esta duda que ahoga, yo digo:
fue su amor, de amor lo que el sol fue de luna
y mi amor de verdad lo que el astro, testigo.

Ya no pienso anidar mi querer en olvido;
 el viento me dijo: 'no cantes la vida a quien calla,
  pues no pierde ni muere un amor que no ha sido'.

lunes, 17 de agosto de 2015

Amor ineludible

En la ciudad que no deja ver, 
te haces gigante;
a donde vaya, ahí estás. 

Te fundes como el crepúsculo
 y el anochecer. 
Como el grito y tus labios cerrados
 que no lo dejan salir.
Como el amor que se hace iris en mis ojos 
cuando te han de ver.
Como tus tiernas manos estrechando las mías 
cada vez que te quiero sentir.
Como el terco sueño que no rinde ante el alba, 
el cual siempre ha de vencer.

Mis letras resignadas

Cuando el cobarde querer, huya
y la triste verdad del viento
azote tu rostro.
Cuando el quebranto gobierne tu boca,
y la luz olvide cubrirte los ojos;
quizá en mis letras hallarás consuelo.
Esas que en tinta devota,
el amor en ti escribieron,
y en mi voz, la cruel derrota.
Mas al fin, siempre al, te escogieron.

martes, 11 de agosto de 2015

Libertad Parida

Brotando en luz detrás de nubes
que un noble viento haga esfumar,
me haces de nuevo en carne libre
¡Oh vientre bello! Un dulce mar.

Conviertes llanto en viejas penas 
y al cruel quebranto, una ilusión.
Mi amor no duermes, lo desvelas,
se halla en tu voz mi redención.

Me has hecho sol, la vida entera
dándole indulto a mi prisión.
Hoy eres tú quien me libera.

domingo, 9 de agosto de 2015

Relato de un amor que busca a otro

Vierte en la noche
tus pasos. 
Camina conmigo
el oscuro sendero de cielos
nublados, 
de lunas ocultas, de amores
andados. 
Siente aquel frío
que nos deja la cobardía del sol
en su huida, 
que egoísta e indolente,
se lleva al día y
su luz con él. 

¡Acompáñame!
aunque no sepas siquiera
 quién soy. 
¡Búscame!
no tengas miedo a lo que
no eres capaz de ver; 
mi calor será tu guía
en este camino de ciegos. 

Mi voz,
recitará señales
en rimas y versos, 
las cuales digan si te acercas
o no. 
Mis ojos,
inundarán de ansia y emoción
a este infausto suelo, 
que tristemente,
es lo único que nos une hoy. 

Y mi amor,
labriego y olvidado,
al saber que eres tú quien me busca
perdido en la duda y juventud,
intentando descifrar mi color
en la penumbra,
te dirá que tu andar
no es en vano;
que hoy es él quien te alumbra,
que aún estoy a tu lado.

martes, 4 de agosto de 2015

Vil afán

Pasión, que en carne menuda me cautivas,
¿Acaso es tu vil afán, de mí esconderte? 
Abusas del fervor de mis misivas,
pues sabes que su fin es el quererte.

Mi jardín, hoy son tus flores marchitas;
un edén de amor secado en el olvido
de un idilio de derrotas infinitas,
en cuya tierra mi verbo se ha perdido.

Al corazón masoquista que habita mi pecho,
carceleros, tus besos, lo han convencido
que el amar sólo existe si se vive en tu lecho.
   Ingenuo, lo entiendo, yo igual he caído.

El rey de los ciegos

Dormido en dulzura y en gloria, 
en confianza y demasía,
y la comodidad que a él se ofrecía
en forma de masa y euforia, 
yacía el rey en lamentos.

¡Pobre rey! Ya nada veía
de tanto cubrirse con velos,
y es que sin más que mirar a los cielos 
sus ojos de a poco morían.

Su vista por siempre dormía
y su reino lloraba en desvelo,
sufriendo angustiado el flagelo;
su rey ya no los veía.

Aceptando la triste agonía
cerraron sus fieles luceros,
el ver ya no les servía;
su rey, era el rey de los ciegos.

domingo, 2 de agosto de 2015

¿Es otoño o invierno?

Perdón, grita mi alma a tus ojos
cuando en ellos busca un espejo;
vidrio maldito, sin sol ni reflejo;
triste verdad del amor en rastrojos.

Certeza de otoño ¡Qué culpa que tengo!
Manto de hojas que cubre mi suelo.
Hormigas y grillos se baten a duelo;
te quise, te quiero y a eso me atengo.

La pena del árbol se pierde en invierno,
la lluvia se lleva a su ropa en los charcos;
mi vida sin ti que no es frío, es infierno.

Vierte en mí entonces todo ese calor;
un amargo fuego de amor imposible
que abrasa y calcina al valor.

 
biz.