Perdón, grita mi alma a tus ojos
cuando en ellos busca un espejo;
vidrio maldito, sin sol ni reflejo;
triste verdad del amor en rastrojos.
Certeza de otoño ¡Qué culpa que tengo!
Manto de hojas que cubre mi suelo.
Hormigas y grillos se baten a duelo;
te quise, te quiero y a eso me atengo.
La pena del árbol se pierde en invierno,
la lluvia se lleva a su ropa en los charcos;
mi vida sin ti que no es frío, es infierno.
Vierte en mí entonces todo ese calor;
un amargo fuego de amor imposible
que abrasa y calcina al valor.
Vierte en mí entonces todo ese calor;
un amargo fuego de amor imposible
que abrasa y calcina al valor.
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