Cuando el cobarde querer, huya
y la triste verdad del viento
azote tu rostro.
Cuando el quebranto gobierne tu boca,
y la luz olvide cubrirte los ojos;
quizá en mis letras hallarás consuelo.
Esas que en tinta devota,
el amor en ti escribieron,
y en mi voz, la cruel derrota.
Mas al fin, siempre al, te escogieron.
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