viernes, 26 de junio de 2015

En algún lugar

En algún lugar,
donde mi voz triste y dolida,
como el cantar de oscuras golondrinas
a lo lejos se pierda y calle.

Donde tus labios,
de mi devoción sean el templo
y no el rumor carnoso que me engaña y maltrae.

Donde el amor no se acabe,
no conozca al tiempo,
se detenga
y a ti me amarre.

Donde mi corazón, joven y vivido,
no vuelva a ser negado
y al fin descanse de ese andar,
de ese quererte que me hiere,
de ese amar
que prisionero de tu tierra,
me planta, me enraíza,
no me deja caminar,
en aquel lugar es donde quiero estar.

Y es que seguir aquí me condena,
me sentencia a saber que a ti siempre he de amarte,
y sin embargo,
tú nunca lo harás,
a ser  de tu amor un fiel centinela;
el eterno almirante de mi barca en tu mar.

Pero pierde cuidado, mi vida,
que por más que piense en la huida,  
aquí siempre voy a estar,
quizá vagando en el olvido,
perdido en la desidia y la humedad,
quizá ahogándome en la pena,
pero aquí, siempre,
amando a tu ser en la costumbre,
aún llorando versos en tu altar.

Versos que hablen del hijo de un dios
y su magdalena,
que diluyan sentir a través de mis venas,
y que tu filosa ausencia con aciago corte
 haga sangrar.

sábado, 20 de junio de 2015

De noche

De noche, el verso te busca incansable.
La luna, llena de esperanza, 
menguada en el crepúsculo te espera,
y a gritos de amor me ruega:
¡No rindas, no duermas que ya llega!


Pero sé que es Iluso aguardarte,
pues eres de la aurora,
del sol naciente,
del rayo de luz que me aparta de ti y te captura,
de esa alba ilusión que me encandila,
me nubla, 
que siempre me miente.

Mas mi verso, hidalgo y amante,
obstinado en su zurda vehemencia,
seguirá esperando a la noche;
fuente inagotable de hermosos astros,
en donde tú eres mi única estrella.


miércoles, 17 de junio de 2015

Cuando me miras

Cuando me miras,
la tristeza que hace ruinas mis mejillas,
se esfuma en un velo de rubor que tiñe mi rostro.
Lo que antes era el hielo de mil corazas,
hoy es el fuego que nace en tus ojos,
que a guiños negros de bellos luceros
me enciende, me abrasa 
y me quema a su antojo.

Cuando me miras,
llamaradas de amor cruzan a mi diáfano ser, 
flamas que ni la lluvia y el viento,
ni el frío glacial 
de aquellos que envidian lo que por ti siento
harán perecer.

Cuando me miras,
sé que a este incendio de pasión y locura,
lo enciendes tú, 
con tu ternura, con tu presencia,
con tus besos carnosos y bestiales
con tu mirar que con un latir 
en mi abdomen te anuncia,
me aturde y somete, 
y al calor me hace pedir clemencia. 

Cuando me miras,
sé que eres tú quien hace arder a esta hoguera,
quien a aquello que sin luz ni vida prendes,
que a la gélida muerte no temes,
y que al amor que duerme en tu espera, desvelas. 


domingo, 14 de junio de 2015

El pensar se viste de ti

Hoy, al igual que desde el día en que te conocí, no he dejado de pensar en ti. Es curioso, ya que inicio este escrito con un ánimo de pérdida, de lejanía, de dolor, de ese dolor que es el no tenerte aquí a mi lado. Sin embargo y, aún más curioso, ayer estuve contigo, me dormí en la anestesia de tus labios, los mismos labios prominentes y carnosos, hermosos y talentosos de los que me enamoré, esos que con sus besos calman el dolor del alma, de mi alma, la que ha sufrido más que gozado en este andar de respiros vacíos. Ayer estuve contigo y, aun sabiendo que dormías a mi lado, te soñé en lo que duró la oscuridad, te soñé con ansía y vehemencia, porque en el fondo eso eres tú; mi sueño  de tiempo infinito, mi ansia profunda y oscura, mi vehemente pasión. Te olí en lo que la proximidad de nuestros cuerpos me lo hacía posible, te hice mío en lo que mi eterna esperanza e imaginación, y tu figura ilusión me lo permitían.

Ayer estuve contigo y desperté en la prisión voluntaria de tus brazos y el fulgor que en ellos habita y, abrí mis ojos como negándome a despertar, a despertar de ese sueño en el que precisamente no se duerme, en el cual nunca los ojos se podrán cerrar. Y claro, teniéndote a mi lado, es imposible dormir, imposible cerrar mis ojos y dejar de contemplar, de admirar tu presencia, esa con la que me bendices de esperanza y utopía y me haces querer volar.

Hoy, al igual que desde el día en que te conocí, no he dejado de pensar en ti. Y noto que lo me parecía curioso al inicio de este escrito, no son más que mis miedos y también la verdad, y aunque por más que a mi lado estás y estuviste, jamás me perteneciste, jamás fuiste mío ni lo serás. Quizá por eso te escribo como pensando en el horizonte, como pensando en el frío de esa cumbre no alcanzada que es tu amor que no me corresponde. Pero como víctima de una especie de masoquismo acérrimo, mi corazón no se rinde, aún piensa que te puede conquistar, y sabes, yo lo entiendo y no lo culpo ¿cómo dejar de intentar?, si eres lo más lindo que ha conocido en el mundo, lo más bello que nunca jamás ha de encontrar. Eres la luz que a mi camino ilumina, la flor de todos mis senderos, el aire que me hace poder y querer respirar. Entonces, si eres todo eso y quizá mucho más, comprendo que mi corazón te pida de nuevo una oportunidad. Si amarte es lo único que sabe, y el querer tenerte; la obsesión que aún lo hace a la sangre bombear.

Hoy al igual que desde el día en que te conocí, no he dejado de pensar en ti. Y lo que era curioso quiero que ya no lo sea, lo que era temor quiero que sea valentía y lo que era verdad, quiero que sea mi verdad, esa en la que pueda escribir que estamos juntos, esa en la que nunca nadie nos separará, al menos eso quiero pensar, sólo eso y nada más. Quiero que tu voz sólo diga mi nombre, quiero tus ojos sólo a mí me puedan mirar y que tu corazón decida que seré yo a quien siempre va a amar. Al menos, eso decidió el mío, decidió que siempre te amará, que de él serás lo más preciado en este mundo sin tesoros, eso a lo que se debe cuidar con la vida, vida que muere de a poco si en ella no estás.

Eres

Eres el color que nace con el día,
que llega a barrer la noche y su penumbra.

Eres rayo de sol en la ladera,
que me alumbra;
resplandor hermoso con el cual prosperan
las azucenas 
y mi rebosante alegría.

Eres tierra fértil, cielo azul,
¡Eres paisaje!
Paisaje de mis cuentos, 
mis historias, de mi eterna travesía.

Eres aire que respiro, viento fresco,
un ancho mar,
eres la empresa del ave al despegar,
¡Eres paloma!
Paloma de mi alto vuelo,
vuelo de luz y sombra, vida mía.

Fragmento de un pensamiento

Piensa que eres del viento, 
que entre nubes gobiernas los bajos terrenos, 
que en la luz de tus ojos se alivian plañidos... el llanto ajeno.

Piensa en el capricho del mar como el timón de tus anhelos, 
que en las playas del ansia, 
se encuentra varado el amor que por ti profeso.

Piensa en la luna cual guía en lo denso, 
en el fiel compañero, 
que en su tierno regazo susurra:
'es un sueño, sólo eso'.

Al nacer la noche

Si sólo con la noche has de aparecer,
pues que la luna se haga eterna huésped.
Que el ocaso te anuncie siempre,
y yo ahí, pleno,
estaré esperándote como de costumbre, 
anhelándote,
aguardando tu mirada,
esa que canta entre luces y sombras tu llegada.
Y yo ahí, pleno,
sabiendo que el amor no se acababa,
sólo esperaba a que lo vuelvas a ver.

Breves versos a tu amor

La noche sin ti es dormir sin deseo,
es el frío en mis huesos,
el aciago pesar que es vivir sin tu amor,
que  es estar sin tus besos.
Pero estrechas mi mano y me dices que estás,
que te quedas conmigo,
que el dormir ya no es más.
Entonces te haces paisaje de mis sueños,
te haces mis ojos
y lo que han de mirar;
mirar que sin ti no hay deseo,
mirar que sin ti ya no hay más.

Asi es hoy la ilusión, la esperanza y el amor

La ilusión; polvo que flota con las hojas en el viento otoñal.

La esperanza; por siempre flor,
por siempre verde primavera... prevalece en el alma.

El amor; frío de cumbres no alcanzadas,
mis labios sin los tuyos en un beso infinito,
la lluvia de invierno en mis lágrimas acabadas, 
el fuego de aquel idilio que se hace brasas,
que se hace infierno,
que se hace grito.

sábado, 13 de junio de 2015

¿Qué tienes?

¿Qué tiene la humedad que hace en la piedra al musgo brotar?
¿Qué tienen tus ojos que hacen  con su luz a los míos brillar?
¿Qué tienen tus labios, que en su bello talento, me hacen suyo cada vez que me quieren besar?
¡Dime por favor qué tienes! , 
que no puedo ni quiero escapar,
que lentamente me hago dócil prisionero de ti, 
de tus labios, de tus ojos, 
de tu amor que me llena
y me atrapa, 
y que siempre me hace querer más.

Al otro lado del río

Al otro lado del río te veo;
eres tú, lo sé.
La voz de grito se torna suspiro y flaquea,
las piernas ya no corren; a paso errante me tiemblan, 
el rubor, de mi rostro se adueña
y mi corazón pequeño crece y se acelera.

Al otro la del río te siento;
eres tú, lo sé.
La zurda me implora por dedicarte versos,
mis ojos reclaman el incierto negro de los tuyos,
mis labios no resisten ya un segundo más sin tus besos.

Al otro lado del río te encuentro;
eres tú, lo sé.
La vida me toma nuevamente,
el aire es la bondad que me deja respirar,
tu dulzura me hace suyo eternamente,
y el amor se vuelve un ave
 que por siempre en nuestro cielo ha de volar. 

 
biz.