De noche, el verso te busca incansable.
La luna, llena de esperanza,
menguada en el crepúsculo te espera,
y a gritos de amor me ruega:
¡No rindas, no duermas que ya llega!
Pero sé que es Iluso aguardarte,
pues eres de la aurora,
del sol naciente,
del rayo de luz que me aparta de ti y te captura,
de esa alba ilusión que me encandila,
me nubla,
que siempre me miente.
Mas mi verso, hidalgo y amante,
obstinado en su zurda vehemencia,
seguirá esperando a la noche;
fuente inagotable de hermosos astros,
en donde tú eres mi única estrella.
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