Corazón abnegado y labriego;
en la espera ha de latir paciente.
En sus pasos al andar será un ciego,
y en su afán por amar; insistente.
Su sentir, no conoce mesura.
La pasión, es la sangre que vierte;
una herida del querer que no cura,
de tu amor que aún anhela y le miente.
Entrañable motor de hidalguía aparente
y el temor de perderte; su eterna tortura.
¡Mas no urjas! aún te aguarda ferviente.
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